«El coronel no tiene quien le escriba», crónica
Dime, ¿qué comemos?
–El coronel necesitó setenta y cinco años, los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto, para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible en el momento de responder:
–Mierda.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ, El coronel no tiene quien le escriba.
Por: Alexis Medel Munguía
Es genial encontrarse y conectar con las historias de los grandes escritores, aun más, cuando dichas historias están basadas en anécdotas reales. Esta novela corta de Gabo fue publicada en 1961, incluso se realizó su adaptación cinematográfica en 1999, aunque claro, con algunas modificaciones.
Nos cuenta la historia de El coronel, un militar retirado que ha visitado el correo cada viernes, durante quince años esperando que por fin le llegue la carta donde le avisan que podrá cobrar su pensión, dinero que él y su esposa, enferma de asma, necesitan y merecen desde hace mucho tiempo, ya que el protagonista había servido para el coronel Aureliano Buendía durante la guerra civil de Colombia.
La narrativa en El Coronel
La narrativa tan característica de García Márquez nos involucra tanto en la historia que hacemos propia la tragedia del coronel y su esposa, tragedias que comenzaron con el asesinato de su hijo Agustín, quien fue baleado en una gallera por divulgar información clandestina. Lo único que les quedó de Agustín fue una máquina de coser, que tuvieron que vender para poder subsistir, y un gallo de pelea, animal que, según la madre, fue el causante de su muerte.
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Tras no recibir noticias de su pensión, el coronel tiene que idear nuevas formas de ganar dinero para poder comer, así que planea vender el gallo con uno de los hombres más acaudalados, quien también su compadre, sin embargo, éste sólo planea darle cuatrocientos pesos, sabiendo que podría obtener hasta novecientos por el animal.
El poco dinero que les quedaba al coronel y su esposa se les va en la alimentación del gallo, por lo que piensan que la mejor idea es venderlo a su compadre, pero antes de esto, amigos de su difunto hijo le ofrecen alimentar al ave hasta las peleas de enero, donde el coronel tenía la esperanza de ganar algo de dinero.
Después de esta decisión, su esposa le recrimina ante la precaria vida que están viviendo y enfatizando en que no podía estar seguro de que el gallo haría lo que el coronel anhela, recriminación ante la cual el coronel se planta y responde de manera categórica y memorable.
La novela nos insta a reflexionar sobre la esperanza y la resignación, ante qué debemos permanecer firmes y ante qué debemos seguir adelante, sobre todo a siempre mantener la dignidad y los valores ante una sociedad corrompida.