La importancia de la conservación del suelo.
Además de darnos alimentos, el suelo es el hábitat de miles de plantas y numerosas especies animales.
Su conservación ofrece muchos beneficios al medio ambiente y a la vida humana.
Sin embargo, la industria agroalimentaria, la falta de protección gubernamental y las consecuencias del cambio climático, lo amenazan.
El suelo
El suelo se define como un cuerpo natural constituido por capas compuestas de materiales de minerales meteorizados, materia orgánica, aire y agua.
Es el producto final de la influencia del tiempo combinada con el clima, topografía, organismos (flora, fauna y ser humano), de materiales parentales (rocas y minerales originarios), de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Sobre ellos se desarrolla la vida: especies vegetales y animales y, en general, es el soporte de muchos ecosistemas.
Una hectárea de tierra fértil puede contener más de 300 millones de pequeños invertebrados: insectos, arañas, lombrices y otros animales diminutos.
La tierra que cabe en una cuchara puede encerrar un millón de bacterias.
Además de cientos de miles de células de levaduras y pequeños hongos, de acuerdo con la FAO.
Conservar un suelo se refiere a llevar a cabo actividades que mantengan o aumenten la su salud, principalmente en áreas afectadas o propensas a la degradación.
Esto incluye la prevención o la reducción de la erosión, compactación y la salinidad, su conservación o drenaje; su mantenimiento o su mejoramiento de la fertilidad.
No obstante, actualmente los suelos están amenazados por la actividad agrícola y ganadera industrial.
El uso exacerbado de agroquímicos, la expansión de las ciudades, la contaminación y eliminación de residuos, manejos y prácticas insostenibles, así como el cambio climático.
Protección del suelo
Los microorganismos del suelo transforman los compuestos orgánicos e inorgánicos y liberan nutrientes de manera tal que las plantas pueden absorberlos.
Estas transformaciones también son vitales para la filtración, la degradación y la inmovilización de los contaminantes en el agua y el suelo.
Además, la diversidad de los suelos contribuye a mejorar el control, la prevención y la eliminación de plagas y patógenos, según datos de las Naciones Unidas.
De acuerdo con diferentes estudios realizados por la FAO, la ONU, la Semarnat y otros organismos, éstas son las consecuencias cuando los suelos han sido sobreexplotado y no ha sido manejado con responsabilidad:
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- Crece la inseguridad alimentaria, que es una situación en la que las personas carecen de acceso seguro a una cantidad de alimentos suficientes para su desarrollo.
- Se pierde el equilibrio de los ecosistemas.
- La productividad y los ingresos de la agricultura disminuyen.
- La migración hacia áreas urbanas se incrementa.
- La pobreza rural se exacerba.
- Se violan los derechos de toda la población a vivir en un ambiente sano.
- La productividad de la tierra podría verse gravemente alterada.
- Se agrava el calentamiento global y la desertificación (degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas).
- Se afecta la calidad del agua y el aire.
- De acuerdo con datos de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, casi la mitad del suelo mexicano ya está afectado por la actividad humana. En el año 2002, el 44.9% de los suelos de México se encontraban afectados por algún proceso de degradación, mientras que los suelos sin degradación aparente ocupaban el 55.1% restante del territorio nacional.
Con información de Greenpeace https://www.greenpeace.org/mexico/blog/10603/por-que-es-importante-la-conservacion-del-suelo/