El cerebro y el amor: una mirada a la conexión entre nuestras emociones y la actividad cerebral

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Por: Nancy G. Nieva

¿Qué sucede en nuestro cerebro cuando nos enamoramos?

El amor es un sentimiento complejo y profundo que ha capturado la atención de la humanidad durante siglos.

A través de la ciencia, hemos podido comprender mejor la conexión entre el cerebro y el amor, y cómo nuestras emociones románticas están arraigadas en procesos biológicos.

Cuando nos enamoramos, se desencadena una cascada de químicos en nuestro cerebro, uno de los principales actores en este proceso es la oxitocina, conocida como la hormona del amor.

La oxitocina se libera tanto en hombres como en mujeres durante el contacto físico íntimo, y está asociada con la formación de vínculos emocionales y la sensación de apego hacia la pareja.

Además de la oxitocina, la dopamina también juega un papel vital en el cerebro durante el enamoramiento, ya que la dopamina es responsable de generar sentimientos de placer y recompensa, y se libera en el cerebro cuando estamos cerca de la persona amada o anticipamos su presencia.

Esta liberación de dopamina crea una sensación de euforia y felicidad, y contribuye a la motivación de estar cerca de la pareja.

Es importante destacar que el amor romántico no solo involucra emociones y procesos químicos, sino también áreas específicas del cerebro.

Estudios de neuroimagen han revelado que el amor activa diferentes regiones cerebrales, como el núcleo accumbens, el córtex frontal y la ínsula.

Estas áreas están involucradas en la recompensa, la toma de decisiones y la regulación emocional, lo que explica por qué el amor puede ser tan adictivo y desencadenar cambios de comportamiento.

El amor no es un concepto único y uniforme

Investigaciones científicas han identificado tres sistemas cerebrales distintos relacionados con el amor: el amor romántico, el amor maternal y el amor sexual.

Cada uno de estos sistemas implica diferentes patrones de actividad cerebral y la liberación de diferentes neurotransmisores.

Las emociones son lo que une el consciente con el inconsciente

Las emociones conectan la conciencia con el inconsciente, porque la conciencia se limita al sistema cognitivo que experimenta la emoción y depende de un mecanismo complejo formado por las redes neuronales expresadas y controladas por el sistema límbico.

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El centro de la inteligencia emocional.

Los principales centros del sistema límbico son la amígdala, el hipocampo, el hipotálamo y el tálamo.

Este sistema límbico es un grupo de estructuras cerebrales interconectadas cuyas funciones están relacionadas con estados emocionales o «instintos primarios», y su principal base neurológica es esta red de neuronas.

Cabe destacar que el sistema límbico no es una región anatómicamente exacta del encéfalo, son una serie de neuronas conectadas y distribuidas por el cerebro quedando mezcladas entre muchas estructuras distintas.

Estas estructuras cerebrales gestionan respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales y están vinculadas con la memoria, la atención, instintos sexuales, emociones, personalidad y conducta.

Este sistema límbico se divide por partes y son el tálamo, hipotálamo, hipocampo, amígdala cerebral, cuerpo calloso, septo y mesencéfalo.

PARTES DEL SISTEMA LÍMBICO

EL HIPOCAMPO. – La palabra inventada por el anatomista Giulio Aranzio se refería a esta estructura del cerebro porque es un órgano pequeño, curvo y alargado ubicado en la parte interna del lóbulo temporal y va desde el hipotálamo hasta la amígdala, de modo que todo el cerebro. Tiene 2 hipocampos, uno en cada hemisferio.

Su función principal es mediar en la creación y recuperación de recuerdos.

Recuerdos relacionados con hechos o acontecimientos, así como recuerdos de relaciones espaciales, como memorizar un discurso o una canción o la ruta de una ubicación, recuerdos cuyo contenido puede expresarse verbalmente, pero habilidades motoras como conducir, bailar, memorizar u otros patrones dependen de estructuras como los ganglios basales y el cerebelo.

Aquí también se almacenan los recuerdos a corto plazo, que luego se convierten en recuerdos a largo plazo y se almacenan en otras partes del cerebro.

La región de formación del hipocampo es una de las primeras áreas identificadas en enfermedades como la demencia o el Alzheimer.

HIPOTÁLAMO. – Este órgano, junto con el tálamo, es una de las partes de la estructura cerebral llamadas meninges, que se encuentra en la parte central del cerebro debajo de la corteza cerebral y encima del tronco encefálico.

El hipotálamo es sumamente importante porque es responsable de la coordinación y transmisión de las neuronas y hormonas que viajan en nuestra sangre.

Este órgano se encuentra dentro de los lóbulos, cerca del tálamo y la amígdala y se encarga de coordinar ciertas funciones automáticas del cuerpo como la regulación de la temperatura corporal, el ritmo cardíaco, la sed, el hambre, los ciclos del sueño, la presión arterial, también se encarga de liberar las hormonas necesarias para sentir emociones.

El hipotálamo se considera parte del sistema límbico porque interviene en la regulación de las emociones y los estados fisiológicos.

Así que podemos decir que se encarga de iniciar y coordinar muchos procesos que nos permiten sobrevivir y adaptarnos a situaciones cambiantes, y también actúa como puente entre el cerebro y el sistema endocrino.

¿Cómo puede entonces el hipotálamo tener tantas responsabilidades?

Esto se debe a que está situado en un lugar muy bien conectado del cerebro (está muy cerca de su centro), es muy fácil de conectar con el resto del sistema nervioso, pero también está relacionado con la función endocrina del cerebro, una pequeña estructura llamada hipófisis.

HIPOFISIS. – La glándula pituitaria está estrechamente relacionada con el sistema nervioso central a través del hipotálamo (área del cerebro que produce diversas hormonas), porque forma relaciones anatómicas y funcionales con él.

Además de todo esto, sorprende saber que una glándula tan importante tiene el tamaño de un chícharo: unos 8 x 12 x 6 mm de diámetro y pesa unos 500-600 miligramos en total, es decir, un poco más que un guisante.

GLANDULA PITUITARIA. – Estas estructuras cerebrales gestionan respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales y están vinculadas con la memoria, la atención, instintos sexuales, emociones, personalidad y conducta.

AMÍGDALA. – Su nombre proviene de la palabra griega que significa «almendra». Como ocurre con la mayoría de las otras estructuras cerebrales, en realidad tenemos dos amígdalas.

Son responsables de las respuestas fisiológicas y conductuales a los estímulos, asociando patrones de comportamiento con las emociones y la capacidad de inhibir la conducta, que también es parte clave del aprendizaje basado en experiencias emocionales.

Nuestra amígdala es importante para nuestra capacidad de sentir y percibir las emociones de otras personas.

También se le conoce como complejo amigdalino porque consta de 3 partes y es una de las estructuras más complejas del cerebro, cuya función aún no se comprende del todo.

COMPLEJO DE AMIGDALINO.

Núcleos corticales. – Forman parte del control hormonal y de la absorción de feromonas, por lo que juega un papel muy importante en la actividad sexual, y también es responsable de crear sensación de saciedad al comer.

Núcleos laterales basales. – Junto con el cortico núcleo medial, estos núcleos son responsables de la sensación de saciedad. También son importantes para aprender respuestas emocionales, principalmente relacionadas con el miedo, es un área a través de la cual se emiten rápidamente órdenes para producir ciertas hormonas cuando se detectan ciertos estímulos en el ambiente.

CORTEZA ORBITOFRONTAL.

Tiene un papel importante al momento de calmar los impulsos irracionales que llegan del sistema límbico, debido a que pasa solo parte de estas señales.

Dentro de sus funciones está la de regular la conducta social, así que, gracias a ella, somos capaces de ajustar nuestros actos y palabras a las situaciones, personas e interacciones que estamos teniendo en el momento actual.

¿Amando con el corazón o con el cerebro?

En este contexto, el proceso de enamoramiento es una combinación fascinante de emociones, química cerebral y actividad neuronal.

A medida que seguimos investigando y explorando esta conexión entre el cerebro y el amor, podemos llegar a comprender mejor nuestra propia naturaleza emocional y las complejidades de las relaciones humanas.

El entendimiento de estos mecanismos puede incluso tener implicaciones importantes en el campo de la psicología y la terapia de parejas.

El amor es una fuerza poderosa que alimenta nuestra existencia, y el cerebro es el órgano encargado de darle forma y vida.

Nancy G. Nieva

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