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Nadia López García, poeta bilingüe mixteco-español

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Nadia López García, poeta bilingüe mixteco-español.

La tierra, la lluvia y las alas se liberan en sus manos, que escriben más de lo que sólo dicen las palabras.

Nadia López García, poeta bilingüe (tu’un saviespañol), egresada de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), recolectó recientemente frutos de su escritura y la defensa de las lenguas y los pueblos originarios.

La también pedagoga universitaria obtuvo el XVI Premio Mesoamericano de Poesía Luis Cardoza y Aragón 2021 a través del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, la Embajada de México en dicho país, y el Fondo de Cultura Económica.

También fue enterada que uno de sus cuatro libros, Las formas de la lluvia, ha sido traducido al idioma bengalí. Y estará disponible en Bangladesh y la India.

Además, junto a otros creadores mexicanos, recibió una invitación de The British Museum para montar en este año la exposición Pájaros de tierra, que es un paisaje sonoro grabado en la Mixteca, en la frontera entre Puebla y Oaxaca, que aborda cómo miraban el tiempo las personas ñuu-savi.

Fue recientemente cuando se enteró que en uno de los libros de texto gratuitos se había integrado su poema Ntuchinuu (Ojos), poema bilingüe mixteco-español.

Hoja de vida

«Ahora que estuve en Oaxaca (capital), fui a la Central de Abasto, ahí fui mesera.

Pienso que es increíble todo lo que sucedió, la vuelta de cosas que jamás imaginé y planeé, que costaron mucho, y que muchas veces dije, “creo que aquí voy a pasar toda mi vida, sirviendo comida, invitando a la gente a que se siente a almorzar”.

Recordó la originaria de la Mixteca Alta.

“Quiero que sepan que no importa si sus papás son migrantes, jornaleros, campesinos, pueden tener la posibilidad de romper esa pared con la que nacimos; la mía es una, pero ¿cuántas historias no suceden?, que lo intentaron y no hubo un espacio para ellas.

No se trata de quién ya lo logró, quién ya hizo esto o lo otro; se trata de que otras personas comiencen a repensar su presente, a cuestionarlo”.

Subrayó.

La UNAM te da esa posibilidad, enfatizó, de que gente como yo que no viene de familia profesionista –con recursos económicos suficientes, que viene de una población indígena a 14 horas de Ciudad de México– tenga la posibilidad de decir, “quiero formarme, quiero estudiar”, para mí la Universidad fue, es y será un gran sueño que se consolidó.

“Me preguntaba aún, ¿por qué en mi pueblo las mujeres se casan a los 13, 14 años y la gente lo ve normal?, ¿por qué nadie sale a estudiar?, ¿por qué no hay mujeres universitarias y nadie lo cuestiona?”

Añadió

«A veces como jóvenes o se desconfía mucho de nosotros, o se nos juzga de más, hay mucha carga, en un tiempo en el que no se nos toma tanto en cuenta, pero en cuestiones políticas se nos considera como cuota».

Oficio

Licenciada en Pedagogía por la FFyL, con la tesis “Nuestra tercera raíz, un acercamiento al encubrimiento y el olvido de la afrodescendencia en la educación”, Nadia es de oficio poeta.

“Algo muy triste y lo tengo que decir, que ya intenté vivir de la poesía, de la escritura, de los talleres, y no se puede.

No es posible pagar una renta, despensa, escuela, tantas cosas; porque en nuestro país hace falta, más allá de becas, apoyar a escritoras y escritores jóvenes con programas de trabajo, que se asuma que el hacer poesía, novela y narrativa es un empleo”.

Destacó.

Hay que decirlo, continuó, la literatura en México es muy elitista.

«Recientemente se comenzó a abrir espacio (apenas hace cuatro décadas) hacia la literatura en lenguas originarias».

El universo literario es muy vasto en nuestro país, pero se subdivide en quienes escriben en español y quienes escribimos en las otras lenguas que no son tan reconocidas, ni tan visibles, en mi caso el tu’un savi-mixteco.

Por ejemplo, cualquier institución que tenga que ver con el apoyo y el fortalecimiento de las lenguas y los pueblos originarios no tendría que desaparecer.

El INALI (Instituto Nacional de Lenguas Indígenas) tendría que fortalecerse, llámese como se llame, estatal, municipal, no basta con que un instituto se haga cargo de los 68 idiomas: tiene que ser un tema transversal.

“Algo que el INALI ha logrado es que varias lenguas se normalicen en su escritura y es muy trascendente porque la mayoría de los pueblos caminamos con una memoria oral. Entonces, los conocimientos, cuando muere un hablante, mueren con él; pero con la memoria escrita puede haber continuidad y un respaldo”.

Anotó.

Otros reconocimientos

Por la referencia de otras personas en redes sociales, Nadia se enteró que en la página 118 del libro de Lectura de 5º año de primaria de la SEP se había integrado su poema Ntuchinuu (Ojos).

“Me etiquetaron en Facebook, decía que una niña estaba leyendo un poema en su lengua… me tomó por sorpresa, nadie me preguntó y dije, qué bueno, me da mucha alegría que haya sucedido así, que las niñas lean en su idioma es algo imprescindible, que sepan que tienen el derecho de leer historias así”.

En cuanto al Museo Británico será una exposición, un paisaje sonoro grabado en colaboración con un colectivo compuesto entre otras personas por el Grupo Yodoquinsi, que hace música con instrumentos prehispánicos.

“El museo tiene mucho interés en nuestras lenguas, quiere conocerlas, quiere saber cómo se escuchan. Me da mucha alegría que este país tan riguroso, tan enfocado en ciertos temas de investigación, esté preguntándose cuántas lenguas vivas hay en México, ¿pero alguien lee mixteco allá?, no lo sabemos, qué tal que sí…”.

La Dirección de Literatura de la UNAM publicó su texto El camino del venado.

Respecto al libro Las formas de la lluvia, fue escrito en español, únicamente, y ahora traducido al Bengalí por una poeta y editora india que vive en Calcuta.

“Por las condiciones sanitarias no he ido a presentarlo in situ, pero sé que hay mucha gente en India y Bangladesh que están aprendiendo español”.

Concluyó.

CHOKO NCHA´I

Yu’ú íín nùù
mee koi kunchee.
Íín katsu nùù ra yu´u tu ´un.
Koi ntuku’un ini tu ´un,
kata ra yee ìì.
Yu’ú nchá’i ichi
iì ntuchinuu
ra chikatu tu´unku.
Koi ntuku’un ini nchanùù maa
koi kunchee
ntuchinuu si’i,
koi tu´va
nchii kuaku tuisiku.
Koi ntuku’un ini saá me patsa´nu
ra matsa´nu kachi kua’an ñu ´úku
ra stuva tachi
saa koi ntaka’an.
Koi ntuku’un ini kukana
ntí’o ñuu
koi íín ntusu
ra kù’ù kan’cha
ra ntìì nikanchii.
Mee mà’na choko ncha´i,
káka ichi ntika
ra kana yu’ú ñu´ú
niì yava.
Mee mà’na choko ncha´i,
ntí’ì ñu´ú.

HORMIGA NEGRA

El miedo tiene rostros
que aún no conocemos.
Tiene maneras distintas
de comernos la cara
y la voz.
Te hace olvidar palabras,
voces
y lugares sagrados.
El miedo es un lodo seco
que nos duele en los ojos
y nos amarra la lengua.
Te hace olvidar el llanto de las madres
que no han vuelto a mirar
los ojos de sus hijos,
que todavía no encuentran
dónde poner
su dolor.
Te hace olvidar la rabia de los abuelos
que fueron despojados de sus tierras
y derribados por el viento
como pájaros
sin memoria.
Te hace olvidar la tristeza
de todos los pueblos
que fueron silenciados
y que fueron como hierba que se corta
y muere al sol.
He soñado hormigas negras,
caminan en procesión
y aúllan el miedo
que siente la tierra
por tanta sangre vertida.
He soñado hormigas negras
que presagian el final.

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Nadia López García, poeta bilingüe mixteco-español

Con información de Gaceta UNAM.

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