La toma de decisiones en el desarrollo: el papel de la corteza prefrontal

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El director de orquesta de nuestras decisiones.

El desarrollo del cerebro humano es un proceso fascinante que comienza desde la concepción y continúa a lo largo de toda la vida.

Entre las etapas más relevantes se encuentra la maduración del cerebro de niños y adolescentes para poder tomar decisiones de manera adecuada.

El responsable de procesar y analizar información, tomar decisiones, regular emociones y controlar acciones y comportamientos es el cerebro prefrontal.

Sus funciones no están completamente desarrolladas en la infancia y adolescencia, ya que el cerebro de los niños y adolescentes está en constante cambio y desarrollo.

Así que la maduración del cerebro ocurre típicamente en dos momentos clave: la infancia temprana y la adolescencia. En estas etapas, el cerebro se desarrolla rápidamente, lo que permite a los niños aprender habilidades básicas, desarrollar el lenguaje y establecer vínculos emocionales.

Sin embargo, la capacidad para tomar decisiones de manera autónoma y considerar las consecuencias aún no está completamente evolucionada.

Es en la adolescencia cuando se produce otra etapa crucial en el desarrollo cerebral, ya que es cuando el cerebro experimenta cambios significativos en áreas clave involucradas en el razonamiento, la planificación, la toma de decisiones y el control de los impulsos.

La corteza prefrontal: el centro de control de nuestro cerebro

Estos cambios se deben a la maduración de la corteza prefrontal, una región del cerebro implicada en el pensamiento abstracto y el control.

Aunque la corteza prefrontal comienza a desarrollarse en la infancia y continúa hasta la adultez temprana, no alcanza su madurez completa hasta mediados de la tercera década de vida.

Es por ello que los adolescentes pueden ser más propensos a tomar decisiones impulsivas y tener dificultades para evaluar completamente las consecuencias a largo plazo de sus acciones.

Es importante destacar que la maduración del cerebro varía de un individuo a otro, y que factores genéticos, ambientales y sociales también pueden influir en este proceso.

Además, los cerebros de los adolescentes son especialmente sensibles a influencias externas, como el consumo de sustancias psicoactivas, que pueden afectar negativamente su desarrollo,

Tomando en cuenta que el cerebro de los niños y adolescentes no alcanza su plena madurez hasta la adultez temprana debido los periodos de cambios y desarrollo significativos en el cerebro, la capacidad para tomar decisiones adecuadas y considerar las consecuencias a largo plazo puede estar limitada.

En este contexto es fundamental que los adultos brinden apoyo, orientación y educación a los jóvenes para ayudarles a desarrollar habilidades de toma de decisiones saludables y responsables.

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