Por: Redacción Tuk
Los primeros pasos: los inicios del arte secuencial
La novela gráfica tiene sus raíces en el arte secuencial, una forma de narración visual que combina ilustraciones y texto. Los primeros indicios de este estilo se remontan a los jeroglíficos egipcios y los códices precolombinos, donde las imágenes y las palabras narraban historias complejas.
Sin embargo, el concepto moderno de la novela gráfica surgió mucho más tarde, con las tiras cómicas publicadas en periódicos del siglo XIX, como “The Yellow Kid” de Richard Outcault.
A principios del siglo XX, los cómics evolucionaron para incluir historias completas que exploraban temas más profundos.
“Little Nemo in Slumberland” de Winsor McCay marcó un hito al integrar narrativas complejas con ilustraciones innovadoras, sentando las bases para futuros desarrollos.
El surgimiento del término: la década de 1970
Aunque las novelas gráficas existían antes, el término “novela gráfica” ganó popularidad en la década de 1970, cuando Will Eisner publicó “A Contract with God” (1978). Este libro recopilaba historias con un enfoque maduro y emocional, desafiando la percepción de los cómics como un medio exclusivamente infantil.
La década de 1980 consolidó el formato con obras icónicas como “Maus” de Art Spiegelman y “Watchmen” de Alan Moore y Dave Gibbons. “Maus”, una narración sobre el Holocausto, demostró que el medio podía abordar temas históricos y personales con profundidad. “Watchmen” redefinió el género de superhéroes al explorar cuestiones filosóficas y morales.
La evolución de la novela gráfica en español
En el mundo hispanohablante, la novela gráfica también tuvo un desarrollo significativo. Durante la primera mitad del siglo XX, revistas como «TBO» en España y «Pepín» en México marcaron los inicios del cómic como forma de entretenimiento masivo.
No obstante, fue en las décadas de 1970 y 1980 cuando autores comenzaron a explorar temas más complejos y formatos más largos, acercándose al concepto moderno de novela gráfica.
Un hito importante llegó con “El Eternauta” (1957-1959), creado por el argentino Héctor Germán Oesterheld y el ilustrador Francisco Solano López. Aunque originalmente publicado como una serie, su recopilación en un volumen influyó profundamente en la narrativa gráfica de habla hispana. Posteriormente, obras como “Paracuellos” de Carlos Giménez en España abordaron temas históricos y autobiográficos, ganando reconocimiento internacional.
En México, autores como Rius utilizaron el formato para combinar humor y crítica social en libros como “Los Supermachos” y “Los Agachados”. En las últimas décadas, artistas como Tony Sandoval han destacado con obras de gran sofisticación visual y narrativa, como “El Cadáver y el Sofá” y “Doomboy”, que han capturado la imaginación tanto del público nacional como internacional.
Otros creadores mexicanos como Bernardo Fernández (BEF) han llevado la novela gráfica hacia nuevas fronteras. Su obra “Espiral”, entre otras, mezcla elementos de ciencia ficción con reflexiones sociales. Adicionalmente, colectivos como «Editorial Resistencia» han impulsado la publicación de novelas gráficas de autores emergentes, enriqueciendo la diversidad de voces dentro del medio en México.
La expansión del género: diversidad y reconocimiento
Durante las décadas de 1990 y 2000, la novela gráfica se diversificó para abarcar una amplia gama de géneros y estilos. Autores como Marjane Satrapi (“Persepolis”) y Craig Thompson (“Blankets”) usaron este medio para explorar historias autobiográficas e introspectivas. Simultáneamente, el género de fantasía y ciencia ficción floreció con títulos como “Sandman” de Neil Gaiman.
El reconocimiento crítico también creció. Premios literarios destacados comenzaron a incluir categorías para novelas gráficas, mientras las editoriales las promovieron como obras literarias significativas.
Esto permitió que llegaran a un público más amplio.
La actualidad: innovación y multidimensionalidad
En la actualidad, la novela gráfica sigue evolucionando con la integración de tecnologías digitales.
Plataformas en línea y aplicaciones han permitido a autores independientes publicar y distribuir sus obras a nivel global.
Al mismo tiempo, los temas tratados continúan expandiéndose para incluir narrativas inclusivas y diversas.
Obras como “March” de John Lewis han utilizado el medio para educar sobre movimientos sociales, mientras que la ficción experimental ha encontrado nuevos horizontes en el arte secuencial.
Hoy en día, las novelas gráficas son una parte integral de la literatura contemporánea y la cultura pop.
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