Por: Nancy N. Nieva
El nombre original de Coyoacán es Chipaholcuyacan
Significa «Ciudad de los que tienen sol,» se fue transformando con el tiempo hasta llegar a lo que hoy conocemos como Coyoacán.
Históricamente, el nombre «Coyoacán» se traduce como «lugar de los coyotes,» subrayando su importancia cultural y ecológica.
Originalmente, esta área contaba con un clima seco, semejante al de los llanos, pero con el paso del tiempo se convirtió en una región rica en manantiales y aguas corrientes.
La población de Coyoacán ha estado habitada continuamente desde una época anterior a la fundación de Tenochtitlán, debido a su fertilidad y abundancia de recursos hídricos.
Este territorio fue hogar de al menos dos culturas diferentes en el siglo XII: los Chichimecas y los Toltecas, quienes vivieron bajo el régimen de los Cues.
Los vecinos del Barrio Antiguo
Desde el año 2019, los vecinos del Barrio Antiguo de Coyoacán han trabajado incansablemente junto con las autoridades locales para presentar una solicitud de candidatura ante la UNESCO, con la esperanza de que el Centro de Coyoacán sea declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Este proceso ha incluido un seguimiento riguroso de los criterios establecidos por la UNESCO, los cuales abarcan diez aspectos fundamentales, seis de ellos culturales y cuatro naturales, asegurando que el sitio cumple con todos los requisitos necesarios.
La declaratoria esperada para el año 2025 no solo garantizará la conservación del Centro de Coyoacán, sino que también promoverá la protección de los valores tangibles e intangibles de esta histórica alcaldía.
Además, la solicitud cuenta con el apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores y el respaldo de un libro que documenta la candidatura, con la participación de vecinos, historiadores y académicos.
A través de este esfuerzo colectivo, se espera que Coyoacán no solo sea reconocido a nivel mundial, sino que también sirva como un faro de intercambio de valores y conocimientos, tal como lo requiere la UNESCO.
Este barrio a manteniendo vivas sus tradiciones, museos, leyendas y la arquitectura monumental
Entre las estructuras más representativas se encuentra la famosa Casa Azul de Frida Kahlo, un testimonio viviente del legado artístico que ha trascendido fronteras.
Además, la casa de León Trotsky, actualmente un museo, atrae a visitantes interesados en la historia del siglo XX y la vida de esta notable figura política.
La arquitectura colonial del centro de Coyoacán es otra joya que seduce tanto a locales como a turistas, quienes admiran las fachadas coloridas y los jardines exuberantes que evocan una época pasada de opulencia y estilo.
La comunidad no se ha quedado atrás en la preservación de su patrimonio; diversas iniciativas ciudadanas buscan que la UNESCO declare al Centro de Coyoacán como Patrimonio Cultural de la Humanidad, una distinción que sin duda resaltaría aún más su importancia cultural y histórica.
La historia detrás de sus casas icónicas
Casa de «Malinalli» en honor a la diosa de la hierba conocida como la “Malinche”
Frente al Jardín de La Conchita y la Iglesia de la Inmaculada Concepción se encuentra la casa que alguna vez habitó La Malinalli junto a Hernán Cortés, un lugar que posee un inmenso valor histórico y cultural en la colonia.
Esta edificación se sitúa en Higuera 57 y se remonta a la época del Virreinato, lo que la convierte en uno de los sitios más emblemáticos de la región.
Conocida como la Casa Colorada debido a sus gruesas paredes rojas, la casa destaca también por sus inmensos ventanales e icónicos barrotes que aún se conservan en excelente estado.
En 2019, este relevante patrimonio histórico fue sometido a una restauración meticulosa bajo el Programa Nacional de Reconstrucción, lo que ha permitido mantener su integridad arquitectónica y cultural.
Actualmente, la Casa Colorada es una propiedad particular, pero su legado perdura como testimonio tangible de una época crucial en la historia de México y como un símbolo del sincretismo cultural que caracteriza al país.
La Hacienda de Hernán Cortés
Ubicada en el encantador barrio de La Conchita en Coyoacán, es uno de los lugares históricos más fascinantes de la Ciudad de México.
Este impresionante edificio colonial no solo destaca por su belleza arquitectónica, sino también por la riqueza de su historia, que se remonta al siglo XVIII.
Originalmente, esta hacienda fue el sitio donde Hernán Cortés, el famoso conquistador español, según se cuenta, tuvo sus caballerizas antes de la construcción de las estructuras principales.
La hacienda está compuesta por dos casas: la primera, construida en el siglo XVIII, y la segunda, añadida en los años 60 del siglo XX.
Sus muros encierran leyendas y descubrimientos arqueológicos significativos; por ejemplo, se dice que allí se encontró una vasija con los restos de la Malinche y un sello que perteneció a Cuauhpopoca, un noble mexica.
En 1934, Rubén Mejía adquirió ambas casas y las denominó colectivamente como Quinta Hernán Cortés.
Durante los trabajos de restauración, se descubrió un túnel que conectaba la hacienda con la Casa Colorada, donde supuestamente vivió la Malinche, hallándose en el proceso objetos de gran interés arquitectónico.
Reconociendo su valor histórico, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) la designó como una casa histórica.
Desde 1993, la Hacienda de Cortés sirve una doble función como restaurante y centro cultural, ofreciendo a sus visitantes una oportunidad única de disfrutar de la gastronomía local en un ambiente impregnado de historia.
La casona ha sido hogar de personalidades notablemente influyentes como el pintor Dr. Atl, Tito Guízar, el primer charro en el cine nacional, y el poeta Antonio Mediz Bolio, quienes con su presencia contribuyeron al rico legado cultural del lugar.
Este espacio continúa siendo un testimonio vivo del pasado y presente de Coyoacán, consolidándose como un emblema cultural en la ciudad.
Casa de Miguel Ángel de Quevedo
Ingeniero y urbanista mexicano de gran renombre, cuya influencia en la planificación y el desarrollo urbano de la Ciudad de México es incuestionable.
Como un homenaje a su legado, una de las avenidas principales de la colonia Coyoacán lleva su nombre, reflejando así la magnitud de sus aportaciones.
Entre sus logros más destacados se encuentra la construcción de numerosos parques y jardines en la capital, que no solo embellecieron la ciudad sino que también mejoraron la calidad de vida de sus habitantes.
Su antigua residencia se encuentra en las proximidades de Viveros de Coyoacán, un sitio emblemático que sigue siendo un pulmón verde para la ciudad y un testimonio vivo de su visión.
Además, la estación de metro Miguel Ángel de Quevedo sirve como un recordatorio diario del impacto perdurable de sus esfuerzos urbanísticos.
La Casa de Frida Kahlo y Diego Rivera
También conocida como la Casa Azul, es una joya histórica y cultural ubicada en la encantadora colonia de Coyoacán, en la Ciudad de México.
Originalmente construida a principios del siglo XX, esta residencia icónica fue el hogar y estudio de dos de los artistas más influyentes de la historia mexicana: Frida Kahlo y Diego Rivera.
La arquitectura de la casa refleja un diseño tradicional con toques de modernidad, caracterizado por su vibrante color azul y su cómoda disposición de habitaciones, patios y jardines.
En su interior, la Casa Azul alberga una impresionante colección de obras de arte, tanto de los propios Kahlo y Rivera como de otros prominentes artistas de su época, lo que la convierte en un verdadero museo viviente.
Esta casa no solo es un testimonio de la vida y obra de estos dos talentos, sino que también destaca su profundo impacto en el ámbito artístico y cultural de México y el mundo.
Casa de León Trotsky
Ubicada en la avenida Río Churubusco 410, la casa de León Trotsky es también uno de los lugares más emblemáticos de Coyoacán y un fascinante testimonio de la historia del siglo XX.
En 1937, León Trotsky y su esposa, Natalia Sedova, llegaron a México buscando refugio político, y rápidamente se enamoraron de la vibrante colonia de Coyoacán.
Durante un tiempo, la pareja vivió en la famosa Casa Azul, propiedad de los renombrados artistas Frida Kahlo y Diego Rivera, con quienes formaron una estrecha amistad.
Sin embargo, en busca de mayor seguridad y privacidad, Trotsky y Sedova se trasladaron a la casona en la avenida Río Churubusco, donde tristemente, Trotsky fue asesinado en 1940.
Hoy en día, esta histórica residencia se ha transformado en un museo que no solo narra la trágica historia de Trotsky, sino que también exhibe algunos de sus artículos personales más importantes, proporcionando a los visitantes una ventana única al pasado y a la vida de una de las figuras más influyentes de la Revolución Rusa.
Este museo es una parada obligada para aquellos interesados en la historia y en comprender las complejidades de un período turbulento a través de la experiencia personal y la herencia de León Trotsky.
Casa de Dolores del Río
Dolores es una de las figuras más emblemáticas del cine mexicano y hollywoodense, nació en Durango, México.
Ante el estallido de la Revolución Mexicana, ella y su familia se vieron obligados a trasladarse a la Ciudad de México en busca de seguridad y estabilidad.
Su talento innato y su carismática presencia la catapultaron a la fama, convirtiéndose en una de las actrices más codiciadas de Hollywood.
Aprovechando su éxito, Dolores del Río decidió invertir en un refugio que reflejara su personalidad y estatus; así adquirió una majestuosa mansión situada en la calle Salvador Novo 37 en el barrio de Coyoacán, conocida como ‘La Escondida’.
Esta residencia destaca por una impresionante fachada que combina herrería y madera, y está rodeada por robustos muros cubiertos de vegetación exuberante, lo que le otorga un aire de misterio y encanto.
La elección y diseño de ‘La Escondida’ no solo representan su gusto exquisito, sino también su anhelo por encontrar un espacio de paz y privacidad en medio de su agitada vida en la industria del entretenimiento.
Casa de Emilio ‘El Indio’ Fernández
Renombrado director de cine del siglo XX dejó una huella indeleble en la historia del cine mexicano y en la colonia de Coyoacán.
Su notable residencia, ubicada en Zaragoza 51, es un testimonio viviente de su legado y estilo único.
Construida entre 1946 y 1986, la casa de Fernández está adornada con elementos prehispánicos, grandes mosaicos y arcos que reflejan su profundo aprecio por la cultura mexicana.
Este majestuoso hogar no solo sirvió como su residencia, sino que también se convirtió en un lugar recurrente en muchas de sus emblemáticas películas, creando un vínculo inquebrantable entre su vida personal y su obra cinematográfica.
A lo largo de los años, la casa fue un punto de encuentro para destacadas personalidades de la época, incluyendo a la icónica Marilyn Monroe y a la legendaria actriz mexicana María Félix, quienes frecuentemente visitaban el impresionante recinto.
Hoy en día, este sitio histórico sigue atrayendo a admiradores y curiosos por igual, ofreciendo visitas guiadas que permiten a los turistas explorar y apreciar el ambiente donde Fernández desarrolló gran parte de su creatividad.
Sin duda, la casa en Zaragoza 51 no solo celebra la vida y el trabajo de Emilio Fernández, sino que también sirve como un homenaje a la rica trama cultural de México.
Casa de Salvador Novo
Escritor, poeta y ensayista mexicano, es una figura prominente en la literatura del siglo XX en México.
Residió durante 33 años en una casa de estilo tradicional ubicada en la avenida Francisco Sosa 383 en el histórico barrio de Coyoacán, un espacio que se convirtió en un centro de intensa actividad cultural.
Esta residencia no solo fue un refugio creativo para Novo, sino también un lugar de encuentro para muchas de las mentes más brillantes de la época.
Aquí, culturalistas de la talla de Xavier Villaurrutia, Jorge Cuesta, Gilberto Owen y Carlos Pellicer encontraron un ambiente propicio para la discusión y el intercambio intelectual.
La casa en Francisco Sosa, más que una simple vivienda, se erigió como un testigo silente de la evolución literaria y cultural de una nación, reflejando la trascendencia de Salvador Novo en el panorama cultural mexicano.
Casa de Aurora Reyes.
Considerada como la primera muralista mexicana, dejó una huella indeleble en el arte nacional a través de su compromiso con los movimientos sociales y su pasión por la justicia.
Residió en una casona en Coyoacán, un ambiente que enriqueció su creatividad y le permitió estrechar lazos con figuras icónicas del muralismo mexicano como Diego Rivera y Frida Kahlo.
Esta influencia se refleja claramente en sus obras, caracterizadas por una fuerte carga social y política.
Un ejemplo emblemático es el mural ‘Primer encuentro’, ubicado en la Sala de los Cabildos en Coyoacán, el cual se erige como un testimonio de su firme compromiso con los desfavorecidos y de su habilidad para capturar la esencia de la lucha social en imágenes vibrantes y poderosas.
La obra de Aurora Reyes no solo embellece los espacios en los que se encuentra, sino que también invita a la reflexión sobre temas de igualdad y justicia, consolidándola como una figura esencial en la historia del muralismo y del arte mexicano.
Otro lugar emblemático es la Casa de La Cultura Jesús Reyes Heroles, donde se pueden admirar sus hermosos jardines y su singular arquitectura.
En el centro del cercano Jardín Hidalgo, destaca un llamativo kiosco metálico, una pieza ornamental donada por el presidente Porfirio Díaz en 1900, que añade un toque histórico al entorno.
Además, el templo parroquial de San Juan Bautista, que sirvió como cabecera de pueblos y barrios, ha sido un significativo espacio para la evangelización de los indígenas, desempeñando una función crucial en la consolidación de la fe y la cultura en la comunidad.
Asi mismo, el Callejón del Aguacate se revela como un tesoro escondido, con su relevancia histórica y cultural que invita a los visitantes a explorar más sobre las leyendas de la zona.
Así, cada elemento de esta área no solo aporta belleza y tranquilidad, sino que también narra la historia y la herencia cultural de sus habitantes.
Con esta rica herencia cultural y recursos naturales, Coyoacán sigue siendo un sitio de gran relevancia histórica y contemporánea.
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