Por: Nancy G. Nieva.
¿Quién no ha perdido una mascota muy querida?
Nuestra mascota, a la que atribuimos esa cualidad de única y especial y que ha creado un vínculo tan fuerte con nosotros nos genera un sin fin de emociones que debemos aprender a procesar al momento de su partida.
Para nuestro cerebro no existe una diferencia entre los vínculos emocionales que establecemos con seres de nuestra misma especie o con una especie diferente.
Esto es debido a que funciona de igual manera tanto con unos como con otros, generando las mismas redes neuronales.
Cuando nuestra mascota fallece debemos transitar el proceso de duelo, que es ese conjunto de patrones de comportamiento que nace al sentir una pérdida.
Un duelo no reconocido por la sociedad
Para la sociedad la perdida de una mascota no se considera lo suficientemente importante como para procesar un duelo.
Si nos remontamos en la historia, los animales domesticados solo estaban para servirnos y no como compañía, los vínculos de afecto eran distintos.
En la actualidad nuestras mascotas han creado un lazo tan fuerte con nosotros, que cuando mueren nos embarga una serie de emociones que si no se procesan mediante un duelo sano pueden crearnos ciertas dificultades emocionales, físicas y psicológicas.
Muchas veces por temor a ser blanco de críticas nos comportamos de manera normal, ocultando nuestros sentimientos, evadiendo así nuestra realidad y entrando en negación pues nos vemos incapaces de pedir ayuda.
Si nuestra mascota falleció por causas naturales podemos enfrentarnos a un duelo más sano, sin embargo, existen también las pérdidas por accidentes o por haber practicado la eutanasia y es ahí donde el proceso de duelo puede complicarse aún más pues aunado a todas las emociones que pudiéramos sentir le agregaremos también la culpa, ya que nosotros somos responsables de la calidad de vida que damos a nuestra mascota.
Entonces, ¿cómo podemos procesar mejor la pérdida de ese ser que nos dios su amor incondicional y compañía?
En primer lugar, debemos hacer conciencia de que ya no está con nosotros, por lo tanto, debemos tener presente que nos enfrentamos a una nueva realidad.
Y es en ese preciso instante que empieza nuestro camino por medio del duelo, a través de ese cambio de patrones de acción y pensamiento, empezando a confrontar las emociones que surgen a partir de esa pérdida, y es en este nuevo contexto que surgen las nuevas experiencias que empezaremos a vivir.
Sin embargo, cuando entramos en conciencia de nuestra nueva realidad es cuando más se harán presentes todas y cada una de las dinámicas que tenías con tu mascota, es entonces cuando te darás cuenta de que dentro de tu vida diaria ella ocupaba tu tiempo.
¿Qué debemos de hacer a partir de ese momento?
Una vez reconocida nuestra nueva realidad debemos intentar a toda costa NO evitar nada acerca nuestra mascota, ya que podría generar un duelo complicado a largo plazo, hay personas que ya no pasan por la misma calle porque les recuerda cuando paseaban con su mascota, o quizás ya no vayas a determinados lugares etc., al evadir estas situaciones solo sería negarnos a la pérdida para no sentir el dolor que nos causan estos recuerdos o rutinas.
Es sano también empezar a hablar de ella para que el cerebro se acostumbre al hecho de que ya no está, platicar de cómo partió te centrara en tu nueva realidad y el cerebro entenderá de esta forma, centrándonos en el presente y aprendiendo así a recordarla sin que nos llenemos de emociones dolorosas que impidan nuestro avance.
¿Qué debemos hacer con las pertenencias de nuestra mascota?
Una vez que te sientas preparado para hacer un cambio mayor, podrás empezar a organizar tu vida de manera diferente, empezando por las pertenencias de tu mascota; llegado a este punto podrás decidir qué hacer con ellas, lo mejor es sacarlas de tu vida diaria, las puedes donar para que otra mascota que lo necesite las utilice.
Sin embargo cabe aclarar que si tienes más de una mascota no es sano heredarle las pertenencias de tu mascota anterior, pues esto daría paso a no querer desprenderte de tu ser querido, apegarse a sus pertenencias no hará tu proceso fácil.
Tampoco debemos adquirir otra mascota en un corto tiempo, ya que eso solo sería transferir nuestros afectos supliendo una mascota por otra.
Es de mucha ayuda cerrar el ciclo de acompañamiento de tu mascota, este cierre o despedida es distinto para cada individuo, puedes cremar a tu mascota, enterrarla, realizar algún acto conmemorativo, pronunciar algún discurso, escribir unas palabras, plantar las cenizas, las opciones dependerán de tus emociones, pensamientos y convicciones.
Al final, una vez que hayas transitado por ese camino ya sea que lo hagas tú mismo o con ayuda de un profesional, volverás a surgir y los recuerdos de tu mascota los tendrás presentes para hacerte sentir bien.
Llevar a cabo un duelo requiere de todas tus herramientas, sin embargo este camino sin duda te hará trascender y desapegarte de una manera sana, y al final toda esta experiencia dará un sentido diferente a tu vida, pues el duelo te habrá ayudado a adaptarte a los cambios y prepararte para tus nuevas experiencias de vida.
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